04 de Agosto, 2022
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taller de poesia caballito 2022 |
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ipcpensa a las 15:41 · 11 Comentarios
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UNA MANERA DE DECIR
Aquella noche, fuimos a ver "La hora de los hornos".
Todo estaba muy oscuro y en medio de la pelìcula nombraron a su flìa (ella me dio un suave codazo).
Fueron años muy felices los que pasè con mi antigua novia (hoy ya anciana, al punto tal que no quiero ver sus fotos ni la de sus amigas, en reuniones familiares, en las cuales, desgraciadamente, sonrìen a la càmara)
pero aquella hermosa relaciòn se vio lamentablemente empañada, digamos, por determinadas o ciertas pràcticas o juegos sadomasoquistas que de ninguna manera vienen al caso.
Es una manera de decir.
Mientras suena la barroca orquesta recuerdo perfectamente que concurrìamos a los màs infectos piringundines donde se arremolinaban los bailarines desenfrenados mientras sonaban las tangueras grabaciones las màs milongas grabaciones en medio de la media noche a altas horas de la noche hasta que las velas no ardìan.
De pronto, me dirigìa raudamente hacia el kiosco màs cercano precisamente a la vuelta de la milonga en cuestiòn a los efectos de comprarme un atado de cigarrillos de los + baratos (en aquella època podìa darme el lujo de fumar como un escuerzo de lo cual actualmente me arrepiento completamente, operando mediante toda clase de digresiones etc.).
Al volver, ella ya estaba bailando con otro màs exactamente con Don Ariel "Rulo" Prilik (a quien casualmente ayer encontrè en un sueño y me anoticiò que daba clases de matemàticas modernas).
Ella era inmediata o fervientemente celosa como si se tratara de alguna especie o suerte de delirio celotìpico incontrolable, bàsicamente.
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YO EL IMPRESENTABLE Por emborracharme fatalmente en los cumpleaños comunes o de 15 por ponerme a leer novelas de amor o suspenso en esos mismos eventos por haber encarado a las muchachas en flor sin ninguna clase de aspavientos y con toda clase de palabras tiernas y fundamentalmente soeces; por haber franeleado a las bellas mientras bailaba en los bailongos de los 90;
por haberme enfiestado con las bellas en las milongas de fines de siglo a la luz de la luna o sino bajo un farol;
por haberme encamado impunemente con honorables señoras casadas en hoteles de mala muerte que se caìan literalmente a pedazos o eran asaltados por delincuentes de blanco guante mientras hacìamos el amor en un lecho circular y giratorio mientras nos miràbamos ardientemente a los ojos o sino por el rectangular espejo enmohecido del techo;
por hacer preguntas peligrosas o simplemente improcedentes durante las clases de literatura francesa o italiana o durante las clases de derecho procesal penal o derecho internacional pùblico;
en fin y en definitiva: por haber puesto el dedo en la llaga cuando no correspondìa o por denunciar el doble o triple discurso o sencillamente por haber permanecido sospechosamente solteròn y sin hijos a los 54 años ...
pero especial y finalmente por haberme emborrachado en las fiestas de cumpleaños y haber vomitado a diestra y siniestra una sustancia maloliente y bàsicamente viscosa que dejò un pèsimo recuerdo en todos los invitados y por todo lo cual nunca màs jamàs me volvieron a invitar a festichola alguna y me niegan el saludo o se cruzan de vereda o simplemente miran para cualquier otro lado cuando me ven por las calles como si yo fuera un ser monstruoso o acaso simplemente marginal o exorbitante a quien solo merece menospreciarlo o menoscabarlo a los efectos de ...
Esto no es todo: mis bralapas han sido casi siempre en la gran mayorìa de los ocasos perdòn casos (salvo honradas excepciones) mal interpretadas y esas malas interpretaciones me las achacan a mì como si yo realmente hubiera dicho eso que me endilgan o imputan y no fuera, por otra parte, el fruto o usufructo de esa mala de esa pèsima interpretaciòn ...
Lo mejor serà seguramente seguir leyendo al gran al genial Nicanor Parra ...
o simplemente irse a dormir ...
porque ya es tarde es medianoche aunque mañana no tengo que hacer nada: estoy de vacaciones y despuès de leer escribir pseudopoemas hacer ejercicio fìsic
Poemas conceptuales
Si tomara una direcciòn tendrìa 30 horas en un solo lugar y no tendrìa que estar yendo de acà para allà, a las corridas, por temor a llegar tarde. Recuerdo la època en que fui adolescente, joven, y vendìa objetos por las calles: era libre como un ave o asì lo creìa y entraba a los comercios para conocer gente sumamente interesante.
Poderosamente me llamaban la atenciòn los escaparates, las vidrieras, las bellas vendedoras: una en especial, no sè por què, me obsequiaba libros de Neruda (Losada obviamente) en la esquina de El Maestro y Rivadavia: hoy hay un cafè al que nunca he ido, ni siquiera he entrado.
Actualmente, en cambio, las personas parecen saber mucho, ostentan sus pobres conocimientos, olvidan la Muerte al final del callejòn, esa boca de lobo los atrapa irremediablemente.
Ella, la Muerte, los espera en todas partes, es extremadamente paciente, como ella sola puede serlo, ellos mientras tanto, exhiben sus pobrecitos, sus paupèrrimos y ruinosos saberes jurìdicos, jurisprudenciales.
No obstante, la vida sigue su afortunada rueda, o no tanto: los puentes, recientemente construidos, se caen en pedazos barridos por las aguas desencadenadas, el viento, la lava.
Yo entraba en los negocios, procurando vender ciertas determinadas mercancìas que no vienen al caso: làmparas, espejos varios, repuestos diversos, accesorios de todo tipo: cheques me daban, billetes, caminaba y miraba
pero mi mirada estaba atrapada por la lògica mercantil que como un pulpo asesino nos desgarra entre sus 8 tentàculos como el Kraken de Victor Hugò en Los trabajadores del mar Arlt mediante, Rand mediante.
Milei es un loco pero ahora tiene el poder ergo, puede permitirse el lujo de la locura.
Hitleriano y anarco libertario, todo a un mismo tiempo, se permite presidencialmente toda clase de gestos màs o menos crispados propios de una pseudo estètica nazi solapada insidiosamente anarquista aunque de àcrata no tiene absolutamente nada, pero ha expropiado el tèrmino "libertario".
Yo vendìa toda clase de cosas mediante corretaje en especial, extinguidores de incendio, recuerdo, por ejemplo, que vendìa con una facilidad extraordinaria realmente que a mì mismo, incluso, me sorprendìa gratamente.
Me sentaba en las confiterìas, muy cerca de la caja registradora a leer el diario, pero con el objetivo real de vender y extrañamente lo lograba.
Dejaba la lectura o el baile de lado y a cargar
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En la escalera de caracol
En la escalera de caracol hicimos el amor muchas veces cuando jòvenes y hambrientos y borrachos de dolor y angustia no tenìamos un solo centavo mientras el oleaje de vampiros y zombies asolaba televisivamente en blanco y negro las calles de la ciudad en persecuciòn de sus incautas vìctimas al solo objeto de drenarles toda la sangre
en el vano de esa escalera, en la sombra hicimos muchas veces el amor a escondidas y sigilosamente con suaves gemidos reprimidos a altas horas de la noche porque èramos pobres y no tenìamos absolutamente nada salvo la divina juventud y enloquecidos de dicha nuestras bocas se unìan en un beso para siempre eterno e inmortal mientras a lo lejos sonaba un instrumento de percusiòn un piano tal vez o algo por el estilo
en la escalera de caracol hicimos el amor o sino en el amplio rectàngulo desierto de la plaza en aquel verano que Machado ya viudo amò mientras caìan las làgrimas y rodaban las làgrimas por tus mejillas y un anciano voyeur o miròn un antiguo sàtiro acaso nos observaba amable y atentamente con sus ojos rojos de deseo
o sino en los màs abyectos y berretas y baratos hoteles llenos de arañas y telarañas en redondas camas giratorias mientras en otras habitaciones las ladies aullaban de felicidad y gritaban monòtonos poemas de amor compuestos de 1 o 2 obscenas palabras incesantemente repetidas
nos entregamos por aquel entonces o època a ciertos determinados juegos vagamente sexuales o simplemente perversos a ciertas inciertas indeterminadas pràcticas sadomasoquistas mientras el inefable portero espiaba por el ojo de la cerradura como si no fuera un sòrdido y transistorio albergue a transistores sino El Fuego de Barbusse (Editorial Tor, Buenos Aires, 1929)
en la escalera de caracol hicimos cientos de veces el amor procurando que los vecinos no se enterasen ni por asomo por cuya causa a menudo te tapaba la boca con la mano cuando estabas a punto de gritar en medio de la medianoche
en la escalera de caracol hicimos el amor mientras algùn ciudadano volvìa a su casa abrìa su puerta y la cerraba
cuantas veces habremos hecho el amor en la escalera de caracol o en los màs roñosos y baratieris hoteles o en las plazas y parques pùblicos por entonces no enrejados apoyados en un centenario àrbol cuyas ramas llegaban hasta las estrellas y cuyas raìces poderosamente se hundìan hasta alcanzar el centro de la tierra
me mir
Muerte en vida Muerte en vida o vida en muerte Muerto en vida y por eso escribo hasta la muerte hasta la vida con toda la vida por delante con toda la muerte por detràs y por encima y por debajo por todas partes, siento el olor a muerte en vida en la vida en las calles veo a los muertos en vida envidia envido los fantasmas los zombies aullando en los supermercados en busca de sus incautas vìctimas los vampiros hincando sus colmillos en los blancos cuellos de las doncellas para drenarles toda la sangre dònde se han ido todos? de pronto me despierto encima y en la sima de una montaña de cadàveres como si la guerra hubiera terminado y yo fuera uno de los pocos sobrevivientes todos han muerto de a poco y me he quedado absolutamente solo en medio de la casa vacìa escribiendo poemas en la luz fantasmal de la computadora mientras suena Isaac Albèniz en el antiguo piano de una antigua grabaciòn del siglo pasado por momentos, tengo miedo de volverme totalmente loco de remate chiflado sin remedio alguno todos han muerto: la abuela, papà y mamà hasta la perra de nombre sami muriò la eterna investigadora con su hermosa nariz siempre hùmeda todos han muerto de pronto y yo pasado el medio siglo de vida me entrego a los placeres màs desenfrenados los vicios màs desbocados y a la droga màs potente e irresistible: el Sexo en las noches de luna llena salgo en busca de una hermosa o la bella viene hacia mì con su falsa sonrisa y sus ojos en blanco o inyectados en sangre bàsicamente eso no es todo: de golpe despierto con un cuerpo desnudo y joven a mi lado esa fresca juventud divina que tanto añoro y envidio y la verdad no tengo la menor idea quien està a mi lado quien diablos es la bella que duerme a mi costado como si se tratara de la bella durmiente del bosque o una joven prostituta o una criatura de otro planeta u otra dimensiòn la desconocida e ignota dimensiòn indudablemente y todo ello mientras suena Albeniz (Colecciòn diario La Naciòn o The Nation como decìa el gordo poeta barbudo mientras vendìa viejos libros bajo la lluvia o bajo el sol màs infernal y ensordecedor que se haya visto nunca). Recuerdos de otros planetas distantes y distintos recuerdos del futuro cercano o lejano o del Oriente pròximo cercano o lejano como si se tratara de otra galaxia y no de mundos colonizados por el imperialismo màs sanguinario Said mediante Muerto en vida persisto en hacer el amor y deshacerl
El borracho perfecto
Por las noches se emborracha en el cafè de la esquina mientras las parejas enamoradas hacen sus arrumacos màs o menos violentos
al atardecer, duerme impunemente la siesta mientras todos los demàs hacen sus labores implacables dueños de lo inesperado, saborean sus dulces espasmos
mientras escucha a Stravinsky, alucina con insolentes damiselas eròticas quienes lo defraudan habitualmente mediante sutiles estratagemas amorosas y otros ardides vagamente romànticos: besos acaramelados òsculos furiosos convulsivos orgasmos medianamente bellos embarazosos
no conforme con ello, sale por las noches absolutamente borracho de amor a pasearse por las calles màs o menos solitarias o sino, en tren de gira, irrumpe en los salones de baile, en las austeras milongas con el objeto de bailar unos buenos tangos a pesar de su penetrante olor a alcohol y a tabaco o incluso marihuana (es marihuanero ademàs de alcohòlico)
sin rumbo fijo, vaga por las calles por la madrugada recordando obstinadamente las ladies que anduvieron por sus brazos y abrazos sus brasas sus cenizas
por momentos se pone violento con amigos y enemigos: entablan toda clase de charlas totalmente absurdas, incoherentes a màs no poder, pero no puede dejar ese vicio maldito que lo convierte en un balde en un recipiente agujereado
borracho insolente, no puede con su falta de genio y derrama improperios a diestra y siniestra vomita en un tacho de basura en una direcciòn de escuela frente a atònitos directora profesores preceptores y demàs autoridades y pùblicos empleados pùblicos y privados funcionarios:
lo llevan al hospital en una ambulancia mientras lo conducen a la sala de guardia llama por telèfono a su novia ausente, su inmòvil amada a quien entre sollozos le comenta lo sucedido recientemente, le dan asimismo alguna pastilla para que se deje de una vez por todas de romper las pelotas con pelotudeces ojo lo burdo està prohibido pero al borracho consuetudinario no le importa nada o demasiado poco
esta es la vida entonces del perdido boracho: lo echan de las librerìas no consigue laburo por ninguna parte hediondo a alcohol y tabaco (cuando no marihuana) lo expulsan de los sitios màs obscenos y abstractos los hoteles para pasajeros las pensiones màs sòrdidas no lo quieren ver ni en figurita
increiblemente, en el Correo Viejo (un salòn de rock devenido tanguerìa) se levanta una mina pero en cuanto estàn por
Poesìa y Punk Rock: los Sex Pistols Fue por primera vez en 1986 que tuve alguna idea de la existencia del Punk y de los Pistols: fue mi gomìa Claudio Guardia quien me anoticiò de la existencia de dicho grupo y de su rebeldìa a ultranza hasta las ùltimas o primeras consecuencias
apenas los escuchè en aquella casa de la calle Formosa 540 del barrio porteño de Caballito que me posesionè de ellos: tenìa tan solo 16 años y escuchar esa mùsica me volvìa loco de dicha: mayormente, solo
Beethoven y sus sinfonias podìa comparàrseles: eso mismo dije una noche en una reuniòn en un centro cultural y me miraron poco menos que si estuviera loco de remate loco de atar chiflado a màs no poder
no obstante, mi amigo Asdrubal Sebastiàn Carreño estaba en un todo de acuerdo conmigo aunque no creo que èl escuchara a Von Karajan una y 1000 veces como habìa hecho yo en un viejo tocadiscos cuya pùa era de lo màs complicada y ni siquiera sè ahora mismo que se hizo de ese aparato demonìaco para no hablar del celular. ese dispositivo verdaderamente satànico luciferino realmente ese artilugio diabòlico y a un tiempo angèlico
aquel grupo panquequero era de una energìa infinita digna de Kubrick y su mecànica naranja
era el tiempo de la transgresiòn y la primavera alfonsinista el destape y las buenas y malas palabras
el descubrimiento del sexo y de adolescentes desnudas a la hora de la siesta lamiendo penes como si se tratara de ricos helados en medio de la tarde estival
¿tragaban la leche? ¿o no toleraban la lactosa como le ocurrìa a mi difunta madre Dios la tenga en su salta Gloria?
ojos vendados bocas amordazadas vìctimas y victimarios de perversas parafilias y oscuras fantasìas vagamente sadomasoquistas
toda aquella distorsiòn violera nos volvìa locos de dichas mientras nos sobaban el nabo y leìamos a Henry Miller en el Parque Rivadavia The Rosy Crucifixion
y bailàbamos rock & roll tomados de la mano hasta caer exhaustos y chorreantes de sudor bañados en sudor y sueños eròticos
por una pocas monedas las bellas prostitutas nos chupaban bien la pija hasta eyacular en sus bocas ese relàmpago làcteo llamado orgasmo llamado polvo ese rayo de leche ese dulce terremoto interior llamado orgasmo llamado polvo viscoso y caliente
y despuès de eyacular la orina salìa casi transparente
no sin antes chuparte el clìtoris hasta mojarte y acabar entre gemidos de dichas temblando como una hoja de oto
El gotàn me puede
El tango me puede en las noches del porteño otoño recordando el pasado mientras escucho a Don Osvaldo
Mientras escucho a Pugliese recuerdo los viejos tiempos (si parece que fuera ayer, nomàs) cuando tenìa a una hermosa entre mis brazos y juntos nos deslizàbamos por la pista de baile como si no fuera una milonga sino màs bien un ensueño
como si fuera ensoñaciòn resbalàbamos hacia la dicha como si se tratara de làgrimas que ruedan por las mejillas
la dicha solìa presentàrsenos bajo la forma del màs humilde de los hoteles para pajeras parejas o para pasajeros sito exactamente para màs datos en la calle alsina y combate de los pozos precisamente justo enfrente de la comisarìa en cuestiòn de cuyo nùmero prefiero no acordarme
allì, en las noches de luna llena mientras aullaban los lobos y rondaban vampiros con ojos inyectados de sangre solìamos concurrir a los efectos de echarnos un buen polvo los 2 a la vez de ser posible
y de no ser posible tambièn
luego del susodicho nos quedàbamos dormidos profundamente como si no fuèramos una pareja de bellos turros sino màs bien 2 angelitos
mientras afuera llovìa a càntaros rotos
en aquella cama redonda que giraba sobre sì misma precisamente como hacìamos nosotros al juntos bailar pivoteando sobre la punta de los pies rotando sobre un eje como 2 planetas abrasados
el tango nos podìa vaya si nos podìa! mientras sonaba Pugliese en medio de la noche y las parejas soñaban de a 2
de a 2 x 4
Todo comenzò a fines de los 80
aproximadamente: luego de 3 dècadas de decadencia danzante, los bailes comenzaron a resurgir en pequeños centros culturales barriales en salones de baile que habìan sido antiguos cines (el piso de madera tenìa una ligera inclinaciòn y no debìa lustrarse demasiado so pena o riesgo que los viejos milongueros se dieran unos buenos mamporros al resbalar con sus zapatos de suela: agrèguese esto al piso de madera pulido) en viejas parrillas y bodegones en ciertos antros de perdiciòn en ciertas cuevas màs o menos grotescas siempre llenas de humo como si se tratara de una blanca neblina o niebla vaporosa que no dejaba ver absolutamente nada a solo algunos metros de distancia
ademàs, mientras se bailaba (las damas entre los brazos estrechadas de los milongueros de los milongas màs cèlebres, alegremente y siempre bien ponderados, no era raro, digamos, que la luz se cortara de golpe, la dama en cuestiòn entre los brazos temblando como una hoja en medio de la oscuridad màs absoluta y nocturna
asì fue el resurgimiento del tango danza el tango de salòn sencillo y arrabalero a fines de los 80
fogoneado, ademàs, por el èxito de ciertos espectàculos tangueros en Europa Estados Unidos Japòn protagonizados por famosos cantantes y bailarines que serìa ocioso y largo enumerar por otra parte, màs o menos conocidos por todos
las milongas comenzaron a proliferar como conejos como hongos y los viejos maestros milongueros no podìan ponerse de acuerdo en el modo de enseñar los pasos màs bàsicos y orilleros
se realizaron varias reuniones y asambleas en la denominada Catedral del Gotàn pero todo infructuosamente aunque algunos frutos y usufructos hubo: pero las actas fueros màs o menos secretas
curiosamente, el tango iba desplazando a la cumbia y a otros ritmos para imperar como amo y señor en los salones màs acreditados de la Capital
comenzò a surgir, resurgir una nueva camada de bailarines jòvenes y grandes palacios bailables fueron construidos en la zona del Puerto direccionados a los turistas quienes traìan dòlares etc.
Resurgiò el Tango entonces con una pujanza descomunal.
Por las noches, sacàndoles horas al sueño y sobre todo al aparato de televisiòn miles de bailarines milongueaban durante horas en cientos de salones con piso encerado sacàndole viruta al piso bailando bellos tangos como La Viruta, por ejemplo, en salones denominados ìdem
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